Cómo ser bueno en algo para lo que eres malo

Antes que nada, debes reconocer algo: Hay voces dentro de ti. 

Yo lo aprendí cuando tenía 19 años, el día que causé un accidente de automóvil.

No pisé el freno porque en la clase de manejo que tomé me habían dicho que no lo hiciera, que si frenaba bruscamente causaría que decenas de autos se estrellaran en la parte trasera del que iba conduciendo. O al menos así lo visualicé, y como buena imagen vívida, se me quedó para siempre.

Craso error. (Crash error 😛 ): si toda tu familia te grita «¡Frenaaaa!!!!!!!!!!!», tienes que frenar. Aun si te da miedo que se te estrellen detrás gracias a la voz que te dice que no está bien frenar bruscamente. Porque entonces, tal vez tú acabes causando lo que temías. Como yo.

No pasó nada grave, sólo se perdió tiempo y dinero, pero mis nervios se alteraron demasiado. Mi vida siempre ha sido muy tranquila (para bien o para mal) y el evento me afectó sobremanera. Mi nivel de optimismo bajó de 100% a 70%. Días después entendí que, de haber escuchado los amables consejos familiares en vez de lo que tenía en la cabeza, otra cosa habría sido.

Gracias a eso me hice consciente del mundo exterior. Y puedes creerme: Es lo mejor que he hecho. Pregúntale a este artículo por qué es tan bueno salir de ahí.

Regresemos a las dos voces dentro de ti.

Una es una «voz» que te llama hacia una materia en específico. La gente la ha nombrado vocación. Está en tus genes, se convierte en tu pasión y tengo pruebas de que si no la escuchas, tu vida tiene poco sentido. Por lo tanto, desde pequeño te has inclinado a hacer algo y has practicado más que los demás. (Lee sobre el talento en esta entrada).

Mi vocación, por ejemplo, es el lenguaje.

Es lo que me llama, lo que me hace querer escribir (y hacerlo), aprender idiomas y estudiar lingüística, entre muchas otras cosas que me hacen feliz. Por eso, me atrevo a decir que soy buena con el lenguaje.

Y es que casi todo el tiempo estoy pensando en eso.

Esto nos lleva a la segunda voz dentro de ti. Esta se encuentra en tu cabeza y tiene una opinión sobre todo lo que haces. Es la que «dialoga» contigo cuando estás solo o sin algo en qué poner en tu atención. ¿Ya sabes de qué hablo? Bien.

Esta voz, que siempre está ahí, puede ser tu mejor amigo o tu peor enemigo. La buena noticia es que puedes controlarla para que se vuelva tu aliado. Sólo tienes que ponerle atención.

Una vez que sepas que existe y qué dice, podrás hacer algo con ella, pero antes tienes que conocerla.

¿Qué dice? ¿En qué pasas más tiempo pensando? Si estudias, ¿cuáles son las materias o clases que resuenan en tu mente? ¿De qué profesores o textos te acuerdas más?  Tómate unos segundos sin mirar a la pantalla para que lo respondas.

Es muy importante que sepas esto. Créeme.

¿Sabes por qué?

Porque si no has descubierto tu pasión o tus talentos, esta voz te puede guiar.

Veo que las personas en general, al buscar «entretenernos», en realidad lo que hacemos es llevar nuestra atención a lo que sea con tal de no escuchar nuestra propia mente porque no queremos enfrentar lo que nos la pasamos evadiendo. No te hará daño tener unos minutos de silencio (10 serán suficientes) para oírla.

En caso de que tengas problemas con tu vida, te los recordará todo el tiempo. Si estás muy feliz por algo, esa voz también estará contenta. Es una herramienta de nuestra mente para que estemos bien.

¿Qué tiene esto que ver con ser bueno para los idiomas?

Muy fácil: cuando recuerdas algo que aprendiste recientemente, vas practicándolo. A veces tu mente no distingue la realidad de las visualizaciones. (Piensa que comes tamarindo, limón, o chile y tus boca se hará agua, como si fuera real.)

Por lo tanto, si te creas el hábito de pensar más tiempo en aquello para lo que aún no eres bueno, te juro que lo serás. Repasa palabras, construcciones, frases, conceptos, todo eso. Como todo en la vida, con práctica se volverá natural.

¿Y voy a dejar de pensar en mi pasión?

No, claro que no. Qué bueno que preguntas. Prepárate para algo poderoso: Puedes controlar tus voces.

  • Ya que tienes la habilidad de saber qué dicen, te habrás dado cuenta de que en ocasiones hablan mal de ti. «Qué tonto soy» «No, no voy a contar eso, haría el ridículo» «Bien hecho, acabo de arruinarlo TODO» (cuando cometes un pequeño error).
  • Ahora, sólo detente y reemplázalo con palabras que le dirías a un niño pequeño: «No te preocupes, no es grave». «Si haces el ridículo, nadie se va a acordar después». «Todos cometemos errores, sirven para aprender» ¿Notas la diferencia?

Si repites esto un buen número de veces, se volverá automático y, como no te vas a sentir mal por decirte cosas poco agradables, vas a tener más «espacio» mental para llenarlo con la práctica de la que hablé más arriba, es decir, repasar lo que aprendes cada día acerca de la lengua que te interesa.

Creo que suena más complicado de lo que realmente eso, pero es fácil. Sobre todo después de 5 o 6 días de practicarlo.

Bonus por leer hasta aquí

Tan cierto es que puedes controlar estas voces que es posible cambiarles el idioma en que aparecen.

Pensar en otra lengua es practicar dos cosas al mismo tiempo: aquello en lo que quieres desarrollar un talento, y la lengua misma.

(Advertencia: esto puede llegar a ser muy cansado, pero no por eso ha de ser dejado de lado. Rimó.)

En resumidas cuentas:

  1. Escucha tus voces con mucha atención y sin perder de vista el mundo externo.
  2. Cuando oigas algo malo, cámbialo por algo amable.
  3. Para ser bueno en algo, inclúyelo en tu monólogo interior con más frecuencia.
  4. Piensa en otro idioma.

U olvida todo lo que leíste, pero si has de quedarte con algo de esta entrada, que sea el hábito de escuchar de vez en cuando la voz de tu cabeza (sin perder de vista el mundo externo). Contiene la respuesta a casi todas tus preguntas sobre ti mismo. Compruébalo.

Lee más:

La verdad sobre los pretextos y cómo deshacerse de ellos.
Sobre la conciencia en la vida y en la lengua

3 comentarios en “Cómo ser bueno en algo para lo que eres malo

  1. Aprendiz incansable

    Mi vida gira alrededor de un idioma extranjero. Y digo extranjero porque no es el mío de nacimiento, sino otro al quellevo cuidando desde hace 25 años, aunque no lo alimento ni le puedo dar todo el cariño que quisiera. Es mi tesoro, pero también mi lucha diaria. Por un lado me permite acceder a información y personas que jamás habría conocido, pero por otro, me reta a superar unos límites que se que son inalcanzables.
    Cada día doy gracias por tener una mente lo suficientemente ocupada como para no dar nunca marcha atrás.
    Me ha gustado tu artículo. Lo he leido con interés, y en cierta forma me ha ayudado a llegar a rincones de mi mismo de los que ultimamente no tenía noticia.
    Gracias.

    1. Georgina

      Gracias a ti, Aprendiz incansable 🙂 hace mucho que no leía este artículo, y me da mucho gusto que, a pesar de que es un poco rara (hay que admitirlo) te haya ayudado a eso que dices. Saludos!

Vamos, di algo...