Qué hacer cuando la vida se interpone entre tus planes y tú

La semana antepasada era de esos preciosos momentos en los que, por fin y después de mucho darle vueltas a las cosas, me animé a llevar a cabo todo lo que he ido dejando pendiente con el pasar de los meses.

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Estaba en medio de varios planes, con diferentes niveles de progreso en cada uno:

° Registrar mi tesis en la Facultad (el primero de los trámites de este tipo).

° Conseguir teléfono y dirección de algún gimnasio cercano donde pudiera ir a hacer Pilates. De hecho, ya había ido a una clase de prueba–un gran logro para mí, que siempre temo lastimarme con los aparatos. (Y adivina qué: sí me lastimé la espalda, pero no fue grave :P)

° Comer y disfrutar una mantequilla francesa bastante cara que había comprado y que esperaba con emoción poder abrir.


° Tomar un buen ritmo con
mi nueva lengua. Ya estaba aprendiendo a leer y a escribir. Hasta me estaba acostumbrado a abrir el libro al revés de como había estado acostumbrada toda mi vida.

° Seguir con un
interesante curso en Coursera.org en el que ya llevaba más de la mitad.

° Entre otros, de los que ya te irás enterando si sigues leyendo mi blog y te suscribes (arriba a la derecha).

En realidad llegué a pensar que  por fin  muchas cosas se estaban dejando de sentir como en El Principio y que comenzaba una de esas épocas a las que aspiramos todo el tiempo para después recordarlas como epítomes de nuestra capacidad creadora y como referencia de que no somos un costal de papas.

Peeeeero…

El día de San Valentín mi apéndice decidió que ya no quería estar dentro de mí, y pensó que era una buena idea conducirme al hospital para que, después de una cirugía, me dejaran llena de anestesia y me pusieran dos días bajo supervisión médica. Y que me dijeran que no podía salir de mi casa en una semana. Ni hacer ejercicio por un mes.

¿Es en serio, apéndice?

Sobra decir que tuve que ponerle pausa a mis planes y mi progreso.

Pause

Intenté no atrasarme demasiado en mis clases de árabe, pero lo cierto es que mi pobre cerebro tardó varios días en funcionar bien. El primer día después de la cirugía quería seguir mi vida como si no hubiera pasado nada, pero los restos de anestesia en mi organismo se hacían presentes y no me dejaban estudiar, escribir o leer. Ni en árabe ni en español.

Iré retomando todos mis planes, poco a poco, pero no te voy a mentir: a veces me veo tentada a usar el suceso como un pretexto para dejar todo de lado, sobre todo porque, a pesar de que la operación fue todo un éxito y me recupero a gran velocidad, perdí todo el empuje que traía. ¿Alguna vez has soñado que, aunque hagas un gran esfuerzo no te puedes mover, o que por más que muevas las piernas no puedes correr, o que corres pero no avanzas nada?

Bueno, así me siento en ocasiones.

Pero tomo aire y pienso que algo bueno he de poderle sacar a esto (como a todo). Y que en realidad no es en absoluto grave.

Te comparto lo que me funcionó esta vez por si tu apéndice o alguna otra parte de tu cuerpo se declara en huelga:

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Qué hacer cuando la vida se interpone entre tus planes y tú:

1. Escribe lo que estabas haciendo antes del Suceso. Confía en mí: no te vas a acordar. Aunque parezca lo más importante del mundo se te va a olvidar porque ahora tienes decenas de distracciones. 

Escribe, también, cómo te sentías en ese entonces: cómo era tu nivel de motivación, qué pasos seguían después de lo que ibas a hacer, cómo te visualizabas una vez habiéndolo hecho, qué te hacía sentir que estabas avanzando, etc. Tu texto debe retratar tu vida como si fuera un video al que le pones pausa. Guárdalo donde sepas que lo puedes encontrar.

2. Dale toda tu atención al Suceso para que se solucione pronto, y «honra», por así decirlo, que llegó a tu vida para darte al menos una historia que contar*. O si tienes un blog llamado «Necesitas otra lengua«, tómalo  como una idea para una entrada.

No estés pensando «Ya quiero que mi vida vuelva a la normalidad» todo el tiempo. Sabes que es temporal, así es que concéntrate en lo que tienes que hacer ahora, y cuando menos te des cuenta se solucionará.

// (Actualización ago/2013): Si perdiste algo, es mejor que sufras y vivas el duelo lo más pronto posible, porque de lo contrario prolongarás mucho el periodo de recuperación necesario para seguir adelante. //

3. Calcula en cuántos días el Suceso va a ser cosa del pasado (o lo más cercano a eso) y hazle una nota al tú del futuro en Google Calendar o en la agenda de tu celular, o donde sepas que lo vas a ver.

Debe decir algo así como: «Recuerda que tienes un plan que te emocionaba / importaba / traería beneficios / gustaría ver realizado. Lee lo que escribiste». Y lee lo que escribiste y guardaste en 1. (Yo tomé la lista que leíste arriba de lo que escribí en su momento.)

4. Retoma los planes que tenías. Uno por uno, de preferencia. Ten en cuenta que puede sentirse totalmente diferente a como te sentías al inicio y que quizá no sólo no te motive la idea, sino que te frustrarás y pensarás que ya no tiene caso y que de cualquier forma tu vida estaba bien sin esos planes. Pero esa sensación se pasa en unos días y poco a poco regresarás al buen camino.

*Anécdota: uno de los doctores que me operó
me preguntó qué hacía de mi vida,
y cuando le dije que estaba aprendiendo árabe,
me empezó a hablar en esa lengua. 😀

Es extremadamente fácil usar el Suceso como un pretexto y como una justificación de que no es que tú no quieras, es que la vida no quiere que hagas ejercicio, que aprendas esa lengua o que consigas tu título universitario.

Considera al Suceso como un tropiezo. Sólo levántate, sacúdete, vuelve a intentarlo y ten en mente que, estés preparado o no, otro Suceso volverá a suceder porque así es esto.

Si te rindes ahora y lo dejas todo de lado estarías ignorando algo muy importante de ser un humano en este mundo: estamos irremediablemente sujetos al azar y no es mucho lo que podemos controlar.

Pero eso no significa que debamos dejar de intentarlo.

Hacer planes, llevarlos a cabo y retomarlos cuando parece que tenemos todo en nuestra contra otorga sentido a nuestra existencia.

Yo, por mi parte, tuve que cambiar mis planes.

Ahora mi lista empieza con «Llorar un poco», seguido por «Volver a empezar».

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Foto de Eran Finkle

12 comentarios en “Qué hacer cuando la vida se interpone entre tus planes y tú

  1. Hdo

    pues la verdad es que sobresales bien ante lo malo, y eso en psicologia se conoce como “RESILIENCIA”. claro esta que la resiliencia se presenta en individuos altamente inteligentes. los resilientes son como los sayayines de la serie de anime dragon ball, entre mas golpes reciban mas fuertes se vuelven.
    me sorprendio tambien que su medico hablara en arabe, supongo que es de descendencia arabe o que de pronto sabria una que otra palabra.
    saludos.

    1. Georgina

      Gracias, Hernando, me encantó lo de los sayayines. Yo no le pude preguntar al doctor, pero por su acento creo que sabría sólo algunas palabras. Saludos.

  2. Enrique Aguilar

    Hey, ese periodo de la tesis en el que sientes que corres pero en realidad avanzas muuuy lento se siente fatal, pero, conforme pasa el tiempo lo va superando, solo es cuestión de paciencia y constancia, sobre todo constancia. A mi me paso algo parecido en el que los planes por determinada circunstancia se vienen abajo, pero en fin, hace un año termine se periodo y me titule despues de un largo tiempo de elaboracion de tesis y de aprendizaje del japones jeje, y bueno solo me resta desear que te mejores y salgas adelante en tus proyectos.

  3. neyla

    hola Georgina hasta ahora te respondo por que he estado demasiado ocupada con el estudio pero me re encanto este texto o no se como llamarlo muy interesante gracias que dios te bendiga……….

  4. silvia

    Sabes… He olvidado desde hace cuanto tiempo leo tu blog… Pero comenzó con una búsqueda casual… y al día de hoy se ha vuelto un rinconcito donde puedo apoyarme y tomar impulso de nuevo…
    Estos días he sufrido de dolor de cabeza horrible… debatiendo el renunciar o no a una meta en particular… Me viene a mi mente un trillado… «siempre tengo que abandonar las cosas por dinero» y la verdad es que me purga… me da un coraje tremendo… Y si…. precisamente como dijiste arriba…. siento como si la vida se opusiera a mis planes… Pero quizá hoy también por una bella casualidad… desperté antes de lo esperado y encontré las palabras de ánimo que necesitaba… (ya había llegado a mi un poco de serenidad al pensar tanto las cosas… Y escuchar los nobles consejos de tantos amigos bien intencionados 🙂 … pero leerte fue la cereza del pastel ) Sí… Me sigue dando rabia el abandonar un proyecto que tanto me ilusionaba… por el condenado factor dinero y mucho más cuando desde siempre he pasado dificultades económicas… Pero me encantó tu idea de escribirle a mi yo del futuro… lo haré y me esforzaré porque esa pausa valga la pena… finalmente así es la vida… llena de tropiezos y es mucho más fácil abandonar que persistir en el objetivo pese a las peripecias, creo que las cosas llegan a tu vida en el momento adecuado… a veces aunque no nos lo parezca de manera inmediata, nos dejan lecciones que de no haberlas vivido no nos permitirían vivir bajo el contexto indicado para afrontar lo siguiente…
    Cada vez me duele un poco menos… parece que ya voy pasando a la aceptación jajajajaja y estoy convencida de que los verdaderos sueños no pueden abandonarse fácilmente, efectivamente son los que más nos cuestan trabajo, y nuestra calidad de humanos no nos permite controlar muchas cosas… o quizá tan solo en nuestras manos queda solo el mantener el espíritu, la dedicación… Pero las pausas no tienen por qué ser malas… Cuando pasado el tiempo descubrimos que nuestra meta sigue siendo valiosa para nosotros, vale la pena darle play de nuevo… Pero siempre puede pasar que descubramos que no lo es ya… y de ser así hay que agradecer el poder reevaluar sensatamente nuestros proyectos…
    De corazón te deseo que mejores pronto y te agradezco por el tiempo que te tomas para escribir… humildemente te pido que no dejes de hacerlo… pues nunca sabes el poder de impacto y el bien que harán tus palabras en la vida de alguien que necesita retomar el vuelo
    🙂 ya verás que siempre las dificultades te llevarán a encontrar las mejores puertas, quizá hay algo que necesitamos aprender antes de seguir «amiga» (lo se, ni si quiera nos conocemos, pero sin proponértelo siempre me das excelentes consejos y de repente me nació escribir tal palabra 🙂
    Byebye cuídate

    1. Georgina

      Hola, Silvia. Tu comentario me ha conmovido mucho, gracias por tomarte el tiempo de escribirlo. Palabras como las tuyas me devuelven el piso cuando a veces siento que le escribo al viento. Ya que te sinceraste tanto, me veo tentada a hacer lo mismo, y te contaré que esta entrada en específico me costó mucho trabajo soltarla. Normalmente las leo dos o tres veces antes de publicarlas, pero esta la leí como 7 veces y estuve a punto de no sacarla a la luz, pero me siento muy feliz y tranquila de haberlo hecho. Gracias de verdad por alentarme a escribir, se ve que sabes el poder de este tipo de palabras porque vaya que las tuyas tuvieron un fuerte impacto. Te deseo lo mejor, y te agradezco mucho haber escrito todo lo que te nace. Saludos cordiales.

Vamos, di algo...